Habló un marinero que no se subió al Rigel: “El barco siempre estaba en mal estado”

Cree que se le apagó el motor y se dio vuelta. Se salvó porque tuvo que ir a visitar a su hijo, que vive en Jujuy. El muchacho integró distintas tripulaciones en los tres años que lleva como marinero, aunque es un conocedor del ambiente portuario desde hace ocho años.

Cree que se le apagó el motor y se dio vuelta. Se salvó porque tuvo que ir a visitar a su hijo, que vive en Jujuy. El muchacho integró distintas tripulaciones en los tres años que lleva como marinero, aunque es un conocedor del ambiente portuario desde hace ocho años.

 

Hizo dos viajes, el último en mayo cuando uno de los tripulantes estaba de vacaciones y le propusieron reemplazarlo, y ya el barco no le dejó buenas sensaciones. Pero no fue por eso que Félix Segovia decidió quedarse en tierra para la última campaña del Rigel, que también pudo haber sido la suya. A último momento, este marinero de 30 años resolvió viajar a su provincia, Jujuy, para ir a visitar a su hijito. “Me salve por eso, por él no fui”, cuenta.

El muchacho integró distintas tripulaciones en los tres años que lleva como marinero, aunque es un conocedor del ambiente portuario desde hace ocho años, cuando comenzó a trabajar como sereno en las embarcaciones. En el Rigel, el pesquero que se hundió hace una semana en el Atlántico Sur y todavía está siendo buscado, hizo dos navegaciones que duraron entre 9 y 12 días, y vio las condiciones en que se encontraba el pesquero, un barco de 50 años.

“El barco estaba en mal estado, sobre todo el tema de las máquinas, la electricidad. Dos por tres se nos apagaba el generador y quedábamos a oscuras. Se nos apagó el motor dos veces y quedamos al garete, entonces bajaba el maquinista y trataba de encenderlo rápido”, contó en una nota al diario La Capital en la banquina del puerto. Que el barco quede sin control, “al garete” como explicó, en medio de un temporal, es sumamente peligroso, queda a merced del oleaje.

Segovia cree que el Rigel se dio vuelta. “Cuando se apaga el motor se tira el barco para una banda aunque salta automáticamente el piloto automático. Para mí es lo que pasó, se puso el barco de costado, la ola lo dio vuelta y los chicos quedaron todos adentro del barco”.

Se lo había preguntado al capitán Salvador Taliercio. “¿Con ese motor vamos a ir al sur? Me dijo que le iban a hacer un cambio de aros, medio motor, pero se fueron sin probarlo, sólo hicieron una vuelta por acá”, relató. Lo mismo había contado Marta Godoy, mamá de Nahuel Navarrete, uno de los marineros desaparecidos.

El marinero reconoció que las medidas de seguridad se cumplían en el Rigel, “contaba con los salvavidas, radiobalizas, la balsa y en las cuchetas todos teníamos los elementos que necesitábamos, el problema aquí fue el motor”.

Aunque el deterioro y los años pesaban más en esta embarcación. “Hay buenos barcos y hay otros como el Rigel, viejos y en mal estado. El casco estaba lleno de poros, la popa estaba podrida, en el pañol se veían todos los agujeros y en la timonera entraba agua por todos lados”.

Por su experiencia, contó que en medio de un temporal “el barco sube y baja todo el tiempo y te descomponés. La única manera que se te pase es acostándote. Ellos -dice por la tripulación del Rigel- se acostaron todos, sólo Toti (Taliercio) quedó en la timonera. El barco se puso de costado y la única manera de salir es por la timonera, porque las demás puertas abren hacia afuera y no se pueden abrir por la presión del agua. En la timonera abren hacia adentro”.

“Se perdió una tripulación muy joven, creo que era la más joven de la banquina. La mayoría no llegaba a los 30 años. Eran los marineros de Toti, porque él los hizo a su manera, todos tenían proyectos”, explica.

Su futuro es una incógnita, pero sostiene que no sabe hacer otra cosa que no sea salir a pescar. “Tengo que alimentar a mi familia y pagar cuentas. No me queda otra”, explica el marinero que inicialmente planeaba viajar durante las vacaciones de invierno para ver a su hijo. Pero adelantó la visita. Las ganas de verlo fueron más fuertes y salvaron su vida.

Hallaron un tambor de aceite

Unas 60 millas náuticas (110 kilómetros) al noroeste de donde se había hallado la radiobaliza, una zona que coincide con los cálculos de deriva que se hacen para determinar el área de búsqueda, una corbeta de la Armada encontró un tambor de aceite para motores marinos del pesquero Rigel, que se hundió hace una semana en el Atlántico Sur.

El hallazgo lo hizo la corbeta “Granville” frente a la costa del la provincia de Chubut. Ocurrió en el área de búsqueda asignada por el Centro Coordinador Puerto Belgrano, en su carácter de Autoridad Nacional Sar (Search and Rescue).

Desde el Comando de Alistamiento y Adiestramiento de la Armada con asiento en Puerto Belgrano informaron que “el hallazgo de un tambor de 205 litros de aceite para motores se dio a 60 millas al noroeste donde se encontró la radiobaliza (EPIRB) del barco pesquero Rigel, coincidente con los cálculos de deriva que se realizan para determinar las áreas del rastrillaje”.

El comando indicó además que la exploración aérea que llevó adelante ayer un avión B200 de la Escuadrilla Aeronaval de Vigilancia Marítima no tuvo ningún avistaje.

El pesquero Rigel, que partió del puerto de Mar del Plata el martes 5 de junio para pescar langostino en aguas del sur del país, está desaparecido desde la semana pasada. Ocho de los nueves tripulantes de la embarcación continúan desaparecidos. Un día después del hundimiento fue hallado el cuerpo del capitán de la embarcación, Salvador Taliercio. (GUILLERMO VILLAREAL – CLARIN)

16/06/2018

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