Acuicultura en Chile: Carrera para desarrollar la corvina

Salmón y, en menor medida, mejillón (chorito). En esas dos especies se concentra la industria acuícola chilena, con más del 90% de la producción. Su entrenamiento se inició hace casi dos décadas en Fundación Chile, a través de un proyecto Fondef de cultivo de peces nativos desarrollado en el Centro Acuícola Quillaipe, región de Los Lagos.

Salmón y, en menor medida, mejillón (chorito). En esas dos especies se concentra la industria acuícola chilena, con más del 90% de la producción. Su entrenamiento se inició hace casi dos décadas en Fundación Chile, a través de un proyecto Fondef de cultivo de peces nativos desarrollado en el Centro Acuícola Quillaipe, región de Los Lagos.

 

Una falta de diversidad que también es territorial, con la zona sur acaparando casi todo el volumen de Salmón y, en menor medida, mejillón, principalmente en la región de Los Lagos.

Pero esto puede cambiar, y va a cambiar. Esfuerzos públicos (con Corfo como actor preponderante) y privados están tirando el carro de la diversificación acuícola para que especies nativas lleguen a las mesas chilenas y -por qué no- del mundo, sin depender de la extracción pesquera, hoy limitada por las continuas vedas y dificultades en las poblaciones naturales de los distintos recursos.

En peces, la carrera por la diversificación acuícola la están ganando la seriola (o palometa), el congrio y la corvina. Esta última -que es la que me compete- tiene excelentes perspectivas para estar en este podio.

Su entrenamiento se inició hace casi dos décadas en Fundación Chile, a través de un proyecto Fondef de cultivo de peces nativos desarrollado en el Centro Acuícola Quillaipe, región de Los Lagos. Los juveniles generados fueron trasladados luego a Tongoy, en la región de Coquimbo, donde los positivos resultados de la especie en cautiverio motivaron el inicio en 2010 del “Programa Integrado para el Desarrollo Sustentable del Cultivo de Corvina” (hoy simplemente Programa Corvina), liderado por Fundación Chile y apoyado por Corfo (Corporación de Fomento de la Producción), con la proyección de tener a nuestra nativa Cilus gilberti en la canasta acuícola nacional al 2022.

El desafío, además, es generar una industria acuícola para el norte, y por ello el programa se desarrolla en Iquique y Tongoy, probando dos sistemas de cultivo en la capital de Tarapacá: balsa-jaula en mar y flujo abierto con estanques en tierra; dejando el tercero, de recirculación con estanques en tierra, para la localidad de la región de Coquimbo.

Seis instituciones y tres empresas se han sumado a esta tarea que se vuelve titánica cuando se enfrenta una realidad donde también los servicios e insumos de la industria acuícola están concentrados en el sur. Es la luz -o la sombra, dependiendo de qué lado se mire- del salmón; es luz, porque los insumos y mentalidad acuícola están dentro del país, y es sombra, si se compara a la corvina con una industria consolidada como la salmonicultura.

La instalación de dos balsas-jaula en las costas de Iquique y la primera cosecha en el sistema de recirculación (esto es histórico para Cilus gilberti) en Tongoy, son los hitos que vienen en este calendario que nos apremia por seguir mejorando los parámetros productivos para tener un paquete tecnológico que se pueda transferir a quien lo requiera: un emprendedor, una empresa o una agrupación de pescadores. Y, dependiendo de los éxitos de cada sistema, puede ser en las templadas aguas de la costa norte, o en tierra, ajustándose a lo que sería el futuro de la acuicultura.

Una sabrosa corvina margarita, o un ceviche de corvina al estilo peruano, será con ejemplares nacidos y criados en cautiverio, y de algún punto del extenso norte; eso lo damos por hecho. (AQUA CL)

06/10/2018

Compartir nota en redes...

Subscribe
Notify of
guest
0 Comments
Inline Feedbacks
View all comments
Scroll al inicio