Brasil bota el Riachuelo, el primero de los cinco submarinos que construye en el país

La Marina de Brasil botó hoy el Riachuelo, de 72 metros de longitud, el primero de los cinco submarinos que construye en el país en el marco de una acuerdo de cooperación militar con Francia y que prevé el desarrollo de un sumergible de propulsión nuclear.

La Marina de Brasil botó hoy el Riachuelo, de 72 metros de longitud, el primero de los cinco submarinos que construye en el país en el marco de una acuerdo de cooperación militar con Francia y que prevé el desarrollo de un sumergible de propulsión nuclear.

  

El Riachuelo, con 72 metros de longitud y capacidad para mantener a 35 tripulantes durante 70 días a unos 300 metros de profundidad, fue bautizado y lanzado al mar en una ceremonia que contó con la participación del jefe de Estado de Brasil, Michel Temer, y del presidente electo, Jair Bolsonaro.

“El lanzamiento al mar del primer submarino de fabricación nacional es motivo de orgullo para todos los brasileños”, afirmó Temer, cuya esposa, la primera dama Marcela Temer, como madrina de la embarcación, fue encargada de bautizarla con la tradicional ceremonia de ruptura de una botella de champán en el fuselaje.

El Riachuelo, que demoró 30 minutos en ser descendido en un gigantesco elevador hasta el mar y quedar flotando, es capaz de alcanzar una velocidad de 20 nudos (37 kilómetros por hora).

Temer, en un gesto de cortesía, pidió a Bolsonaro, un ultraderechista que es capitán de la reserva del Ejército, que lo acompañara a activar el mecanismo que puso en marcha el elevador para botar el Riachuelo.

“País de vocación pacífica, Brasil construye submarinos no para amenazar ni perturbar tranquilidad de las aguas internacionales, sino porque, por contar con más de 8.500 kilómetros de costas, no puede prescindir de defender su soberanía y sus riquezas marinas”, afirmó Temer.

El submarino fue construido y botado en el Complejo Naval de Itaguaí, un puerto vecino a Río de Janeiro y en el que fue construido el astillero en que son fabricados los cinco submarinos, una planta de producción de estructuras metálicas, una base naval para operar las embarcaciones y un centro de entrenamiento para los futuros tripulantes.

Los cuatro submarinos convencionales tienen como modelo el Scorpene francés, que es ligeramente inferior (66,4 metros), y cuentan con propulsión diesel-eléctrica.

Tras ser botado, el Riachuelo será sometido a las llamadas pruebas de puerto, en las que serán evaluadas durante al menos dos años su flotabilidad y su estabilidad, antes de que pueda ser incorporado en la flota de submarinos de la Marina de Brasil.

El Riachuelo es el primer fruto del contrato de transferencia de tecnología y cooperación militar por 6.700 millones de euros que Brasil firmó en 2009 con los astilleros franceses DCNS, controlados por el Estado, para dar vida al Programa de Desarrollo de Submarinos (Prosub) del gigante sudamericano.

Según la Marina, el proyecto tiene un presupuesto de 35.000 millones de reales (unos 9.210,5 millones de dólares), de los que ya fueron invertidos 17.400 millones de reales (unos 4.578,9 millones de dólares).

El acuerdo con Francia permitió no sólo la transferencia de tecnología militar sino también la nacionalización de los equipos para el montaje de los submarinos y la capacitación de personal.

La transferencia de tecnología se limitó al proyecto y la construcción de los submarinos y de la infraestructura industrial pero no al desarrollo del propulsor nuclear, ya que Brasil cuenta con tecnología propia.

El objetivo del proyecto es la defensa de la llamada “Amazonía Azul”, como la Marina se refiere a los cerca de 4,5 millones de kilómetros cuadrados de aguas marinas brasileñas, que cuentan con una gran biodiversidad de especies y gigantescas reservas minerales y de petróleo.

“Por estas aguas pasa la mayor parte del comercio internacional brasileño y extraemos el 95 % del petróleo producido por el país. Brasil es el décimo país con mayor área marítima del mundo y cuenta con 100 puertos públicos y 120 privados”, explicó el ministro de Defensa, general Joaquim Silva e Luna.

Los otros tres submarinos convencionales ya están en proceso de construcción y estarán listos a finales de 2022. Tras el Riachuelo, será botado en 2020 el Humaitá, en 2021 el Tonelero y en 2022 el Angostura.

La previsión es que todo el proyecto concluya en 2029, cuando el submarino nuclear sea botado y Brasil pase a formar parte del exclusivo grupo que domina la tecnología de la propulsión nuclear para submarinos, del que sólo forman parte China, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Rusia e India, los cinco primeros miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. (EFE)

19/12/2018 #NUESTROMAR

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